LA CULPA

Written by on Diciembre 27, 2017

Quizá la gran mayoría de nosotros en momento determinado nos hemos sentidos culpables. Como todo humano, cometeremos errores, pero también tenemos que entender que muchas de las situaciones que nos suceden sirven como experiencia para no volver a caer en el mismo error.

Lo malo de todo esto, es que hay muchas personas que cometieron ciertos errores ya sea consciente o inconscientemente y pasan toda su vida culpándose de las consecuencias, cosa que no tendría que ser así tomando en cuenta lo que dice la Biblia en 1 Juan 1:9 “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad”.

Por esa razón queremos hacerte entender que ese sentimiento de culpa que muchas veces está en tu vida, no es de Dios, pues Dios nunca pasaría toda tu vida culpándote de algo, al contrario, Él quiere darte perdón y paz para tu vida.

Todos, absolutamente TODOS, estamos expuestos a cometer errores, consiente o inconscientemente.

Los errores inconscientes, son esos que cometemos sin darnos cuenta o no somos responsables. Por ejemplo:

Si eres un hijo no deseado: No puedes culparte de eso. Si Dios permitió que tú existieras es porque Él tiene planes grandes para tu vida. Tienes que entender algo: No eres una casualidad, ni mucho menos un error, eres una perfecta creación de Dios.

Si tus padres se separan: tú no eres el culpable de esa separación, los culpables son ellos ya que, con las decisiones que toman y su forma de llevar su relación, hicieron que no funcionara y la llevaron al fracaso. Tú eres un regalo de Dios para ese matrimonio, lastimosamente muchos no lo ven de esa manera, pero esa no es tu culpa y tienes que creerlo.

Cuando dices palabras sin darte cuenta que pueden dañar: algunas veces decimos palabras y sin querer ofendemos a alguien, lo que tienes que hacer si te sientes culpable, es hablar con esa persona y pedirle disculpas, aunque tu intención no haya sido dañarla.

Pero también hay errores Conscientes, esos que cometemos sabiendo que es un error hacerlo. Por ejemplo: puede ser que digamos ciertas palabras a alguien con las cuales sabemos que lo heriremos, o también hacemos cosas con la intención de dañar.

Entonces ¿Qué debemos hacer cuando la culpa es un sentimiento diario?

Primero, pedirle perdón a Dios por todo error o pecado cometido, la Biblia dice en Isaías 1: 18 “Vengan, pongamos las cosas en claro —dice el Señor—. ¿Son sus pecados como escarlata?     ¡Quedarán blancos como la nieve! ¿Son rojos como la púrpura?     ¡Quedarán como la lana!”.

Segundo, ir a la persona que ofendiste o donde la persona que se siente ofendida y pedir perdón. Este acto traerá gran bendición a tu vida, pues la Biblia dice en Proverbios 28: 13-14 “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Este acto no es ninguna vergüenza sino más bien como Jesús dijo en Mateo 23: 12 “Porque el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.

Tercero, desde el momento que le pides perdón a Dios y pides perdón a la persona a quien se le causó daño, desde ese momento eres libre de toda culpabilidad, no puedes seguirte culpando de algo, que Dios ya te perdonó, pues la Biblia dice en Hebreos 8: 12 “Yo les perdonaré sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados”

Tienes que entender que desde el momento que tú haces esos dos últimos pasos, Dios te perdona y si la otra persona no, de todas formas, tú ya eres libre de toda culpabilidad, pues cumpliste con lo que Dios nos manda. Romanos 12:18 “Si es posible, en cuanto de vosotros dependa, estad en paz con todos los hombres.”.

Dios, en su propia iniciativa, planeó nuestra justificación mediante la gracia y la ofrece como un regalo (Romanos 3: 21-24), esto lo hizo enviando a su Hijo, Jesús, a redimirnos mediante su muerte y para demostrar la justicia de Dios (Romanos 3: 24-26). La eliminación de nuestra culpa y de la ira de Dios, llega sólo a aquellos que confían en Jesús (Romanos 3: 22, 25, 26). Sólo Jesús elimina nuestra culpa.

Dios no quiere que te sigas culpando de algo que Él ya te perdonó a través de su hijo Jesucristo, y te dice: “Tus pecados te son perdonados, ve y no peques más”. (Juan 8:11)

Por: Adriana Abendaño


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